Nuevos textiles: ¿Cómo optar por la sustentabilidad?
Por: Leslie Valencia, Andrea Rogel Flores
Cuando hablamos de moda sostenible, en algunas ocasiones lo primero que tomamos en cuenta es el lugar del cual vienen nuestras prendas; es decir nos cuestionamos únicamente de dónde. Sin embargo, para conocer el impacto real que puede dejar una prenda en el medio ambiente es importante estar al tanto del tipo de materiales o textiles utilizados para su creación; por lo que a su vez debemos de prestar atención al cómo y qué.
Este último mes, nos dimos la oportunidad de investigar respecto a las innovaciones de textiles responsables que existen en la actualidad. Para nuestra sorpresa, la información resultó abrumadora, ya que es tan extensa que encuentras todo y a la vez nada. Por lo mismo, queremos compartirles la información recabada así como algunos pensamientos y reflexiones que nos llevamos de esta investigación.
Es importante tener en mente desde un principio que para poder informarnos sin un sesgo debemos de cuestionarnos todo lo que leemos, es decir, no basta con quedarse en la primera búsqueda, sino realmente comprender lo que nos están diciendo las nuevas investigaciones y buscar los pros y los contras para que a partir de este proceso se pueda llegar a una conclusión fundamentada e informada.
Nuevos textiles
El camino hacia la sostenibilidad es amplio. La creación e innovación de fibras es un tema que apenas se encuentra en desarrollo -sobre todo en nuestro país- y constantemente se descubren nuevos materiales que en algún punto podrían reemplazar a los convencionales.
Fibra de piña, de soya, de naranja, cáscara de coco, piel de manzana y algas son solo algunos de los materiales extraídos de la naturaleza que pueden convertirse en textiles sostenibles y formar parte de nuestro closet ideal sustituyendo fibras creadas con petróleo, como el, poliéster, nylon o spandex. En el futuro se busca encontrar la forma de hacer de estos materiales viables y adecuados para una producción industrial con menores implicaciones sociales y ecológicas en su producción que las opciones actuales.
Pese a las innovaciones y los múltiples beneficios de los recientes descubrimientos, descubrimos algunos impedimentos que surgen al optar por estos, puesto que algunos procesos son de difícil acceso, están patentados (lo cual dificulta su distribución local), se venden solo a colecciones de lujo, o simplemente no hay mucha información al respecto para su producción. Cabe mencionar que la mayoría de estas innovaciones están en proceso de desarrollo, es decir son investigaciones que se están llevando a cabo actualmente por lo que es normal que aún no se tenga la información completa o que aún sigan en la búsqueda de una mejor solución. Por ejemplo, el algodón reciclado se le considera una buena opción para reemplazar al algodón convencional, sin embargo, debido a las características del material, es necesario mezclarlo con poliéster para alargar su vida, para tener una buena calidad, solo se puede reciclar satisfactoriamente una vez y no se ha logrado reciclar las prenda de postconsumo satisfactoriamente. A largo plazo esto tiene por consecuencia el producir una mayor cantidad de prendas generando un ciclo de producción excesivo.
La popularidad de estas alternativas en el internet ha aumentado en los últimos años; se podría decir que es un tema que tiene el potencial para ser tendencia, ya que poco a poco nos hemos dado cuenta que podemos contribuir a reducir los niveles de contaminación global y encontrar prendas de nuevos materiales con propiedades similares del cuero animal o sintético. Es impresionante el impacto que han tenido en redes sociales materiales como el cuero de nopal y Mylo.
En un imaginario colectivo, al ser estos productos “naturales”, no tendríamos porqué preocuparnos al respecto ya que suponen una mejor opción. Esto genera confianza entre los consumidores quienes se sienten tranquilos al pensar que su compra no contribuye a la producción global de desechos.
No obstante, detrás de algunos de estos procesos se encuentran otro tipo de factores que traen consigo replanteamientos al respecto. En el caso de algunos materiales, su producción pone en riesgo incluso a las personas que se encargan de los procesos debido al manejo de químicos como el amoniaco, o requieren de procesos difíciles industriales de los que hay poca información. Esto nos lleva a cuestionar los procesos “sostenibles” existentes, la transparencia de las compañías y a la necesidad de buscar innovaciones, cuando en la actualidad ya existe mucho material con el cual trabajar.
No todo está perdido
A lo largo de nuestra búsqueda acerca de nuevos textiles es evidente que hace falta mucha información para que podamos llegar a alguna opción ecológica que tenga mínima desventaja y visibilice la importancia de la cadena de producción. En algún punto, cada uno de los materiales mencionados a lo largo de este artículo tiene beneficios y desventajas, por lo que es imposible pensar que al tratarse de un material categorizado como “ecológico” este no tiene ninguna desventaja o en automático es mejor que lo que ya existente en el mercado.
Además, una gran parte de estas innovaciones nacieron a partir de la necesidad de atacar otra problemática. Si bien, en el proceso no pueden tener prácticas perfectas, su motivo principal tiene un interés asertivo con el medio ambiente; por ejemplo, la piel de manzana y la fibra de naranja surgieron tras una investigación realizada en Italia en la cual identificaban a la industria de los jugos como un sector que produce desechos en grandes cantidades (Fashion United, 2017). En vez de desperdiciar las cáscaras de dichas frutas optaron por generar alternativas de textiles que fueran una opción más responsable con el medio ambiente.
Quizás el tema no sea encontrar el material más amigable con el planeta, o el que tenga menos inconvenientes, sino elegir en función de nuestras necesidades, disponibilidad y generar el menor impacto posible desde donde nos encontramos. No podemos pensar que una diseñadora que utiliza fibra de soya, la cual es más cara que la lana y requiere incluso una importación, es mejor que otra diseñadora que utiliza retazos de telas, pues se trata de un balance y de tener claro que a pesar de que va a causar una huella ecológica, lo importante es disminuirla.
Repensar nuestro consumo
El conocimiento nos hace contribuir a una cadena de responsabilidad que es necesaria para poder poner en práctica un consumo responsable. Entendemos lo abrumador que puede llegar a ser recibir toda esta información, ya que para algunos puede ser esperanzadora pero para otros una señal de desilución. A su vez, el proceso de recabación de información no es fácil, los datos están por todos lados y en algunos casos son apenas mencionados; un ejemplo de ello fue recabar la información de la producción de estos textiles en México. Esto puede resultar como un proceso minucioso y frustrante que requiere de tiempo, sin embargo, consideramos que son investigaciones que se tienen que realizar; el poder diseñar un espacio en el cual puedas consultar toda esta información es vital para llegar a nuevas soluciones con respecto a esta problemática. Estamos conscientes que la cantidad de textiles innovadores en la actualidad es enorme, no obstante comprender su impacto es de suma importancia no solo para el planeta, sino también para los animales, las personas que trabajan en su producción y los mismos consumidores es la forma de iniciar el camino hacia un consumo de moda responsablemente.